Sigue adelante (Canto)

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Descripción

»Más el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace». – Santiago 1:25 (RVR 1960)

Fue un día cualquiera como misioneros en la Ciudad de México. Mike y yo estábamos planeando un viaje al centro de la ciudad para los suministros necesarios para el ministerio. Al ser propietarios de un vehículo más antiguo, las regulaciones gubernamentales sólo nos permitían conducir nuestro vehículo ciertos días de la semana. Si no podíamos usar nuestro automóvil, entonces tomaríamos el metro y los autobuses públicos para llegar a donde necesitábamos ir.

Ese día, mientras nos preparábamos para tomar el metro, Mike dijo: »Mary, debes recordar tener cuidado mientras estás en el metro. Quédate cerca de mí y mantén tu dinero y tus pertenencias personales frente a ti en todo momento, y por favor, no hables en inglés mientras estés en el metro».

Luego fuimos al metro, todo salió bien en el viaje al centro. Fue cuando regresamos cuando encontramos problemas.

Millones viven en la Ciudad de México y el metro siempre está lleno de gente. Mientras nos subíamos al metro para regresar a casa, la gente nos empezó a empujar y nos separamos. Sabía que podía estar bien si Mike no estaría muy lejos de mí, aún podía verlo.

Momentos despues de partir, un hombre, directamente detrás de mí, me agarró por los hombros y comenzó a jalarme hacia él. Él no me dejó salir. Mi pensamiento inmediato fue alejarme de él, pero con el metro demasiado abarrotado, no podía avanzar. Continúo tirando hacia atrás, con él, y luego, lo único que sabía que podía hacer, lo hice; volteé y le pegué. Aturdido, me soltó. En ese mismo momento, olvidé las instrucciones que Mike me había dado ese mismo día y comencé a hablar inglés con el hombre que se disculpaba conmigo. Mike trató de venir a ayudarme cuando el metro se detuvo abruptamente. Las puertas se abrieron y el flujo de gente comenzó a empujarme hacia la puerta.

Conmocionada, me alegré cuando llegamos a casa, pero esa noche, no pude dormir con todo lo que había sucedido. Desanimada, comencé a orar y a leer los versículos de Santiago 1 que estaba memorizando.

Las lágrimas comenzaron a fluir por mi rostro cuando comencé a leer, Santiago 1:2-3 y 12:

‘’Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia…Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman’’. (RVR 1960)

¡Oh, cómo me consoló la palabra de Dios en ese momento! La paz llenó mi alma cuando comencé a descansar en las preciosas promesas de la Santa Palabra de Dios. Luego, mientras continuaba leyendo Santiago 1, me di cuenta que no debería desanimarme, sino simplemente confiar en el Señor y »Seguir adelante» sin importar en qué situación me encuentre. Después de terminar de leer Santiago 1:25, comencé a escribir la letra y la música de »Sigue adelante».

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